Obama en La habana, y una nación en su laberinto

Obama en La habana, y una nación en su laberinto

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Que la corta y seguramente intensa visita a Cuba de Barack Obama, va a ser un hecho histórico, no le cabe duda a nadie, pero una cosa es la alta política y otra diferente sus repercusiones e interpretaciones a nivel del personal de a pie, sin olvidarnos además que el futuro de Cuba aun tiene capítulos urgentes por escribir

 Hoy, domino 20, el Presidente de los EE.UU llegará al Aeropuerto José Martí de la capital cubana. La apretada agenda que Barack Obama cumplirá en dos días siguientes no se conoce en su totalidad, pero ya está confirmado que recorrerá parte del Centro Histórico (deteniéndose muy especialmente en la Catedral), asistirá a una acto en el recién remozado Gran Teatro García Lorca, en donde pronunciará un discurso, que será transmitido, en vivo y en directo, por las cadenas de televisión cubanas, y hará acto de presencia en el juego de beisbol que se celebrará en el Estadio Latinoamericano, entre una selección cubana y el equipo estelar de Tampa Bay, integrante de las  poderosas  Grandes Ligas profesionales  del vecino norteño.

Una agenda imperfecta y el Rey mago Baltasar trae regalos

 Están también anunciadas, por supuesto, aunque sin mayores precisiones, reuniones bilaterales entre los mandatarios de los dos países y encuentros con el cuerpo diplomático…Y queda pendiente de verificar si finalmente el Presidente de los EE.UU dedicara un tiempo a escuchar las reclamaciones de la denominada “oposición”, lo cual resulta lógico puesto que la misma ha formado parte sustancial, al menos hasta el momento, de la política de Estado norteamericana de acoso y derribo de la Revolución. Si la hay será en los predios de su Embajada (territorio norteamericano de acuerdo a las convenciones internacionales).

El viaje de Obama viene precedido por tres “paquetes” de medidas tendentes a poner algo de orden y un poco de sentido común elemental en esta nueva etapa de relaciones, y ya casi con un pie en el avión, se ha anunciado un cuarto paquete en la misma dirección, todos estos  “paquetes”, más allá de sus intenciones, están signados por la  ambigüedad, un lenguaje resbaloso y sujeto a múltiples interpretaciones.

De todas maneras el pasado jueves, el Ministro de Asuntos Exteriores cubano, aclaro que su Gobierno valora los gestos pero sigue esperando el levantamiento completo del bloqueo y la devolución de la Base militar (además centro de torturas y prisión ilegal) de Guantánamo.

No es descartable que el dignatario norteamericano traiga en su maletín de mano un “quinto paquete” para sacar, a la manera de los magos, un conejo del sombrero, al fin de al cabo poderes legales y ejecutivos tiene más que suficientes.

Viajando en el P-10

Mientras analistas, cortesanos, periodistas y funcionarios de todo tipo comparten chismes, comentarios  con el firme animo de difundir e interpretar todos los matices y lecturas del viaje del Presidente de los EE.UU a este país, que fue fruta prohibida hasta hace bien poco, los habaneros de calle no parecen ni emocionarse ni conmoverse demasiado.

Se les nota algo cansados de consignas,  esconder sus realidades “detrás de la fachada”, visitas históricas, focos internacionales, datos macroeconómicos y augurios de un futuro, siempre postergado, brillante y prometedoramente próspero.

Su preocupaciones cotidianas parecen centrarse en temas más bien perentorios, por ejemplo los altos precios del tómate o la malanga (tubérculo muy apreciado en el Caribe).

Los numerosos usuarios de los autobuses habaneros por supuesto que hacen en estos días referencias a “la visita”, pero casi siempre reconducen sus opiniones a hechos cercanos a sus existencias diarias. Las guaguas son una singular experiencia para cualquiera, no importa el tiempo que uno lleve montándose  en ellas, siempre tiene la garantía de que aparte de la dulce sensación de haberse acercado al lugar deseado, en cada viaje hay uno aprenderá algo.

Más allá de su función de medios de transporte, llenos como si fuesen latas de sardinas, y de que el cuerpo a cuerpo se da por descontado, son discotecas ambulantes, donde el DJ es directamente el conductor, lo que incluye cantantes improvisados que aprovechan la música ambiente como karaoke.

Finalmente las guaguas son lugares públicos, espacios de debate y discusión, como si fueran modernas ágoras. Por ejemplo el P-10, una guagua articulada, que hace su recorrido desde La Palma (al sur de la capital) hasta el elegante reparto Naútico, y en su trayecto atraviesa barrios diversos, si se habla de economía y composición social.

Hace bastante calor estos días, como casi siempre, y por supuesto en el P-10 se comparten los temas del día, es decir los precios y las apariciones  y desapariciones de los productos agroalimentarios de amplia demanda… y de la visita de Obama, por ese orden.

Desde el pasado diciembre hay un debate caliente, en realidad muy caliente, sobre los precios de la comida. Además de la inexplicable ausencia crónica de productos sencillos, que se supone deberían ser fáciles de obtener, como por ejemplo las patatas (que sencillamente han emigrado), los tomates o las frutas. Y cuando reaparecen tienen unos precios exorbitantes.

Nadie en la esfera gubernamental y administrativa parece saber explicar el porqué de este fenómeno, más trascendente para los cubanos que “el cambio climático”, el caso es que por encima de llamados, amenazas y prohibiciones administrativas los precios suben y suben en el recorrido hasta en un 500%. Así que cuando por fin “aparece” el tomate su precio oscila entre 20 y 25 pesos la libra.

Las señoras de la guagua mantienen un frente de opinión compacto y unido, “es una “barbaridad” dice una, “candela”, reafirma su vecina de viaje. Cabe decir que un salario medio oficial oscila entre los 400-600 pesos, así que es fácil sacar cuentas: una ensalada de tomate puede ser un lujo.

Pero el viaje en guagua  es bastante más largo

La mujer sentada al frente es trabajadora de ETECSA (la única compañía de teléfonos y telecomunicaciones) y nos explica que a ella la visita de Obama “no le va a traer a la mesa ni tomates, ni nada” y continúa, “se pintan las fachadas, solo las fachadas de las casas que están en las calles por donde va a pasar Obama. Es como ponerse un traje de alquiler para una fiesta”. Otra mujer, situada entre dos enormes y saludables adolescentes, apunta con cierta ironía, y haciendo un muy característico gesto de dirección con los labios, “y todas esa pintura ¿de dónde sale?”, todo el personal gira la vista y entiende que ser refiere  y a dos albañiles que transportan enormes latas de pintura de exteriores, y que miran distraídamente por la ventanilla, como si no fuese con ellos. La señora continúa y no para, “¿no sería mejor que la sacasen en la tienda y poder pintar nuestras casas?”.

Protestando porque la guagua esta “a pululu”, una expresión de difícil traducción pero que indica en este caso que está a tope de capacidad, un estudiante comenta con sus amigos que Obama, “seguro no tendrá que pasar por los baños de la escuela”. Mientras que un señor mayor se queja de las reiteradas fumigaciones con productos químicos, que atosigan nuestras gargantas en estos días, pues el retrato del antiguo enemigo imperialista, el Tío Sam, hace ya un tiempo que dejó paso a la del nuevo enemigo Nº 1, la imagen de un amenazador mosquito, en el centro de la mira de un francotirador. Es el ya famoso Aedes, agente transmisor del dengue, el chícungunya y del zika. El hombre afirma con ironía y sin cortarse un pelo que “es evidente que no se puede correr el riesgo que el presidente de los EE.UU coja el zika”

Los comentarios de calle y de guagua son algo más que pinceladas de color, seguramente nos acercan más a criterios y problemas cotidianos que la “atmósfera” que los numerosos periodistas, recién llegados especialmente para estos días, nos trasmitirán en sus crónicas prefijadas por manuales de redacción.

Preguntas y más preguntas, a la espera de respuestas

La pregunta esencial que maneja el ciudadano de a pie parece ser: ¿En qué cambiara nuestra vida todo lo que está pasando en nuestro país?

Y no son pocos los que de manera más íntima dicen que “no entienden” como de repente lo que era “normal” hasta hace muy poco tiempo, es decir denominar al Gobierno americano por lo que es y representa en el mundo, sea ahora incorrecto, inoportuno o inconveniente, por razones de una muy “alta” política”, que casi se han vuelto una epidemia más, mientras que sus vidas transcurren en claves más diarias y sencillas.

Las reiteradas “visitas” VIP irán pasando, aunque la nueva Moda Cuba continuará  por un tiempo, y cuando apenas queden los ecos de la mediática visita de Obama a La Habana (no a Cuba), a esta sociedad aun le queda otra “cita histórica” más, y no una cualquiera, es el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba donde más allá de ponencias y proyectos, sus mil compromisarios deberán ratificar con nombres y apellidos, a las personas destinadas a sustituir a la “generación histórica”, fundadora y rectora de la Revolución desde 1959.

No hay muchas opciones, el listado seguro debe incluir  a Miguel Díaz Canel (Primer vice-Presidente del Consejo de Ministros de 55 años), Mariano Murillo (Ministro de Economía y Planificación , 54 años), Bruno Rodríguez Parrilla (Ministro de Asuntos Exteriores, 57 años) o Rodrigo Malmierca, Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, 59 años)…. La pregunta más sencilla seguramente sería: ¿finalmente quién será el nuevo hombre fuerte? Y la respuesta prevista sería la de Miguel Díaz Canel, pero casi seguro que la pregunta está equivocada y debería hacerse en plural, es decir, ¿quiénes serán…? Pues resulta difícil pensar en que haya un nuevo “hombre fuerte” capaz de llevar a buen puerto las reformas económicas y sociales en marcha. Esa enorme y titánica tarea  requiere de una dirección y responsabilidad compartida, para reconstruir una economía maltrecha  y un consenso social y político, fracturado durante el pasado Periodo Especial.

Jugando al veo-veo… ¿qué ves?

No es aventurado pensar que puedan aparecer  también en ese listado colectivo nombres poco esperados, como por ejemplo el de Josefina Vidal, esa mujer bien preparada que ha conducido hasta ahora con mucha soltura y dignidad las negociaciones de las nuevas relaciones con los EE.UU, o la de otros nombres de hombres y mujeres casi desconocidos, que hacen su trabajo político y administrativo diario  con eficiencia en cargos de  Presientes del Poder Popular en el interior del país, o ejerciendo de primeros Secretarios del PCC en provincias.

La nueva dirección política y gubernamental que se nombre en el próximo Congreso del PCC será sin duda  fruto de un consenso interno ya bastante adelantado, que tendrá muy en cuenta edades, lealtades, género, color de la piel y representación territorial, y para que no haya ninguna duda sobre la unidad interna y la “confianza” depositada en ellos seguramente estará encabezada  y coordinada por una sola persona. Como se decía en las antiguas historietas: (continuará…)



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