José “Pepe” Mujica: “Cambiar el mundo es difícil pero algo se consigue”

José “Pepe” Mujica: “Cambiar el mundo es difícil pero algo se consigue”

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El ex presidente de Uruguay, José Mújica es una persona sumamente peculiar por muchas cosas, comenzando por su pasado: dirigente de la organización armada Tupamaros, preso durante muchos años en régimen de total aislamiento, a manera de rehén, por la dictadura militar, desde su puesta en libertad retomó la militancia política y social, hasta ser electo Presidente como candidato por el Frente Amplio. Sus años de mandato estuvieron marcados por un notable y palpable crecimiento económico, numerosas medidas de redistribución social de la riqueza y un activo papel en los procesos de integración latinoamericana. Más allá de su biografía vital su hablar pausado y cercano, netamente uruguayo, su forma de expresarse sobre temas de fondo con palabras sencillas y sus reflexiones dictadas por su larga edad, en muchas ocasiones filosóficas, le han convertido en uno de los políticos más populares de América Latina. Durante su último viaje a La Habana, a fines del pasado mes de febrero, dio una conferencia especial en Casa de Las Américas, y mantuvo una larga reunión con sus compatriotas residentes en Cuba, durante este encuentro el galardonado escritor cubano-uruguayo Daniel Chavarría le hizo está entrevista en exclusiva para Global Rights y Diritti Globali.

  ¿Qué significa Cuba para un político de la izquierda uruguaya?

Cuba es una especie de símbolo, que nos sacudió en una época de sueños por construir sociedades mejores; y después de unos cuantos años el sueño cubano nos enseñó una cosa muy valiosa y es que nunca llegás a saber mucho lo que tenés que hacer; pero al menos ya tenemos una idea de lo que NO tenemos que hacer.

¿A  qué se refiere con lo que NO tenemos que hacer?

Soy de los que piensa que metieron la pata todos los  que creyeron que cambiando las relaciones de producción y distribución se iba a lograr un hombre nuevo. Ese fue un error por exceso de ingenuidad. Tal vez no justipreciaron el papel de la cultura; porque hoy ya se ve con más claridad que es más fácil cambiar las realidades materiales de un pueblo que cambiarle la cultura; esa cosa que ilumina las decisiones más hondas para impulsar cambios sociales. Los vietnamitas, por ejemplo, tienen una cultura asiática bastante colmenar, laboriosa, parecen hormigas; pero nuestra cultura individualista nos afirma en la superchería de que el mayor triunfo del capitalismo es la sociedad consumista, donde grandes masas confunden felicidad con comprar cosas nuevas todos los días, aunque tengamos que pagar el costo de vivir hipotecados y nos pasemos la vida pagando cuotas.

O sea que avanzamos en eso de cambiar a las personas, pero nunca mucho…

Pues claro, si tenés un trabajo de ocho horas,  o como nuestros trabajadores de la salud uno de seis horas, podés tener dos empleos pero en lugar de trabajar ocho trabajás doce, y realmente estás peor que antes, porque no te alcanza, nunca te va a alcanzar. Como decía Séneca, pobre es el que necesita mucho. El triunfo del capitalismo es haber insuflado esa cultura que se propaga por los medios de prensa, que no son contestatarios, que nos rodean por todas partes, y en lo que estamos inmersos todos.

Sin embargo se ha avanzado mucho en la última década y media en América latina en lo que se refiere a distribución social

Si pero no es sencillo enfrentar eso, por ejemplo lo que pasa en Brasil, 40 millones de personas salieron de la pobreza pero quieren más y piden más, y ya se olvidaron de las medidas de Lula, y dicen que las cosas mejoraron porque soy evangelista, o santero, por esto y por lo otro. ¡Pero no me jodan! Si no hubiera venido Lula con el programa “hambre cero” y todo lo demás que hizo… Pero hay brasileros que se olvidaron y ahora piden más y se vuelven los sectores más exigentes. Es como aquel dicharacho del campo uruguayo: “El piojo resucitado es el que pica más fuerte”. Todos esos olvidos nos crean contradicciones.

¿Aunque esas banderas de desarrollo hayan sido fruto de la lucha de la izquierda?

Por supuesto que todo progreso social fue en algún momento bandera de algún grupo de izquierda que les decían locos, pero con el paso de los años la locura se logra imponer y se transforma en algo que aun triunfando la derecha no lo pueden echar p’atrás, como pasó con las ocho horas o la jubilación; y en esos vaivenes de la historia, si adelantamos  a una sociedad humana, no por eso tocás el cielo con la mano. Sin embargo lo importante es no sentirnos derrotados y tener humildad, saber que nunca vamos a ser triunfadores totales, porque apenas subís tres o cuatro escalones y enseguida bajás uno o dos, pero alguno queda afirmado definitivamente. Si hacemos un poco de memoria todo lo que han sido conquistas sociales a lo largo de años, fue por las luchas de gente que soñaba con cambiar el mundo, y eso  es difícil pero algo se consigue.

Al inicio de su presidencia anuncio hacer un giro a la izquierda en economía,  ¿considera haber logrado ese giro?

¿Hasta dónde llegó ese giro? Bueno pues depende de si la economía es solo una palabra o si es una realidad, por ejemplo algunos números: ahora en Uruguay tenemos un 10% de pobres, y había más de un 20%; y del 5 % de indigentes solo queda un 0.5%, pero si la economía no se refleja en cómo vive la gente la verdad que me importa tres pepinos. La desgracia es que todavía haya pobres, y eso no tiene vuelta, no es justificable en un país como el Uruguay, lo que quiere decir es que algo anduvimos, pero debimos haber hecho más.
¿Qué desafíos enfrenta la izquierda latinoamericana para el futuro?

La lucha por crear una cultura distinta a la cultura inmanente del capitalismo, porque no alcanza con una educación tradicional. La educación es un adiestramiento para el trabajo y no necesariamente supone una cultura. Para mí la cultura empieza en la casa, en los olores de la mesa, de la cocina, la cultura son las reacciones provocadas por los valores que rigen nuestra vida. Si nosotros no entendemos que la criatura humana no es una empresa, ni un mercado, ni una cosa vendible o comprable, sino una criatura viva con sentimientos, dolores, angustias, con sed de felicidad. Si la cultura no tiene en cuenta  la FELICIDAD humana la vida se nos escapa. Si la cultura tiende solo a ser mercado y su destino es comprar cosas nuevas y no tener tiempo para los hijos o los amigos, nos convertimos en seres sin tiempo, enganchados en la compradera y el mercantilismo, entonces estamos fritos.

 

Durante su mandato se aprobó una ley que legaliza el consumo de la marihuana. ¿Considera que esta iniciativa incentiva un consumo responsable?

No se pero el principal objetivo era “cascotear” unos cerebros carcomidos y envejecidos de viejos retardatarios, de esos que pretenden arreglar el problema de la droga a palos. Y yo creo que el problema de la droga hay que enfrentarlo jodiéndoles el mercado, robándoselo: es el Estado quien tiene que hacerse cargo.

La droga es una plaga, pero como hay una cuota de animales estúpidos, hombres y mujeres, que se dejan enganchar, si andan por ahí clandestinos no los puedo atender como problema médico, entonces prefiero  sacarla a la venta pública y si te querés castigar yo, gobierno, te voy a vender legalmente el castigo, pero al menos sé que te estás dando la viaba, y cuando te pongas muy extraviado pues te voy a decir “loco, te tenés  que internar”, y debo atenderlo a tiempo, porque si lo mantengo clandestino y la droga le cuesta un disparate van a tener que afanar (robar) y así terminan podridos en una cárcel…

¿Esa regulación ayuda a disminuir el poder financiero y corruptor del narcotráfico nacional y regional?

Al mundo lo mandan unos viejos retardatarios y conservadores, que además se valen de los milicos que viven de reprimir y así justifican un trabajo y un buen nivel de vida, pero para volver a tu pregunta sobre la droga, es un hecho de mercado y hay que robarles el mercado a los especuladores. El Uruguay no se va a librar de la droga pero sí  del narcotráfico que es peor que la droga,  porque en definitiva la droga termina siendo un problema médico, y conceptualmente pasa lo mismo con la bebida, y la gente piensa que si se toman dos o tres whiskys por día tal vez eso no les haga bien pero lo soportan; pero el que se tome un  litro o litro y medio todos los días se tiene que hospitalizar como alcohólico, y yo ¡la puta! te tengo que considerar una criatura humana y tratar de salvarte. Lo ideal sería que la gente no consumiera droga, ¡ah, sí¡ lo ideal es que nos
portásemos bien, que no hubiera chorros (ladrones)…Uno tiene que trabajar para la humanidad que tiene no para la que sueña; y lo que te estoy diciendo resulta una audacia en este mundo manejado por viejos conservadores, y la línea de lo que no se debe hacer la enseña la historia de los EE.UU con la Ley Seca que hizo fuerte a la mafia de Al Capone y compañía, al final el alcohol era menos malo que lo otro. Pero hay otras adicciones, la más catastrófica es la adicción a la guita, como ese grupo de viejitos juntaplata que tienen tanto billete como la mitad de la humanidad, ¿creerán que se la van a llevar al otro mundo, como los faraones?
Daniel Chavarría



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